Como sabemos, las campañas presidenciales nunca terminan. De hecho el período en que el presidente efectivamente preside es cada vez menor comparado al tiempo en que es presidente electo, candidato, precandidato, y luego la notoriedad de ser el expresidente, villano inevitable y raíz de todo mal que padezcamos. Desde la pérdida de Texas hasta la extinción de Cantarell, pasando por las importaciones chinas, los chocolates insípidos o los zancudos, el expresidente siempre tiene la culpa.
Pero hay una solución. Hay un hombre que ha demostrado dar a cada quién lo que merece, que sabe cómo negociar ante un adversario picudo. El candidato que los Mexicanos siempre hemos tenido al alcance pero nunca ha percibido como la opción, quizá por su misma cercanía. Ese hombre es: El Señor López.
No, no... no "ese" López. Hablamos de un López que no pierde popularidad en cuestión de semanas, que no bloquea avenidas ni provoca discusiones intrafamiliares entre cuñados borrachos. Otro López. Uno que no se contradice cuando habla con payasos en televisión.
El López que tenía presencia en los medios a las 7 de la mañana desde hace muchos años antes que ese otro López lo copiara.
El López que no divide a ricos y pobres, sino que enriquece a ambos, que pone ante todo la libertad de elegir el propio destino sin imposición, sin amagos, sin retórica. Pues tu destino no está en sus manos, López te da la opción de decidir por tí mismo tu futuro... en la Catafixia.
Xavier López para Presidente.
Thursday, April 05, 2007
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