Este caso es real, lo vimos en el Wal-Mart de la avenida Invierno, en el D.F.
El papá le apachurraba la panza al chamaco para que le saliera toda la mengambrea blancuzca y apestosa a queso. Arrojó toda su carga sobre los carritos de compras. Suponemos que ese día pudo haber bajado la venta de lácteos.
Parecía que se había comido una momia.
Si un niño va a vomitar, puede elegirse un lugar un poco menos expuesto, donde haga menos daño. A menos que el padre esté orgulloso de estar presente en la primera guacareada de su chamaco en público.
La nariz... cuánto puede salir por la nariz...
Tuesday, May 08, 2007
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